Escrito por Matias Bonifaz Ferreccio – 2do D
Tras la noticia de que visitaríamos Cajamarca en un viaje de estudio, comenzó un bullicio de emoción y alegría en el salón. Yo tenía una expectativa de diversión sobre el viaje
Al aterrizar en Cajamarca lo más difícil fue el cansancio y la altura, sin embargo valió la pena. La ciudad me pareció un paraíso lleno de exóticas especies andinas y tradiciones. En Cajamarca, pudimos relacionar lo que habíamos aprendido en clases de Ciencias Sociales, como el episodio del cuarto de rescate, los baños del inca y la captura de Atahualpa; en aquello sitios escuchamos historias sobre el inicio de la decadencia del imperio.
Cajamarca presenta diferentes altitudes, de esa forma contrastamos la teoría del geógrafo Javier Pulgar, quien la califica dentro de la región natural quechua; mientras que para Antonio Brack es un páramo lleno de bosques húmedos, escenario propicio para desarrollar diferentes actividades económicas.
Continuando nuestro viaje visitamos lugares como la colpa, o la granja Porcón donde aprendimos sobre la ganadería, la cual es la principal actividad económica al igual que la minería y agricultura. En Cajamarca están las principales empresas de productos lácteos y la mina Yanacocha,la misma que presenta mucha controversia sobre si favoreció o no a sus pobladores económicamente.
El ultimo día nos dirigimos hacia el acueducto de Cumbemayo, un claro ejemplo de que la prehistoria está presente en Cajamarca, nombre primigenio de la región, la cual transporta las aguas desde las vertientes del Atlántico hacia las del Pacifico.
Me encanta la idea de divertirme, estar entre amigos y aprender en un espacio diferente. Viajar abre la mente, da muchas ideas y experiencias nuevas.
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