Estimada Comunidad Carmelita, durante la Semana Santa, el Triduo Pascual es el acontecimiento fundante y fundamental de nuestra fe. Celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Jesús la Palabra de Dios, se hizo carne en el vientre de María, irrumpió el tiempo y el espacio, y se convirtió en el protagonista de la historia, haciéndose uno como nosotros, y poniéndose al servicio de Dios y del pueblo.
Es bueno recordar que, para Jesús, Dios era un Padre: “Abba”, que quiere decir: “Papá”. Dios, para Jesús, era un Padre bueno, en quien se refugiaba y descansaba, como a veces, hacemos con nuestros papás. Pero este Padre seguía siendo Dios, quien no le dejaba descansar, le exigía más y más en su misión. Esta relación íntima de Jesús con su Padre se manifiesta cuando Jesús sube a la montaña (Mc. 9, 2-9) con tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan, y se revela como el “Hijo de Dios amado, escúchenle”. Después de esta experiencia, Jesús bajó con sus discípulos para continuar con su misión, convirtiéndose así en signo visible del Padre para acoger, perdonar y hasta amar hasta el extremo.
Esta Semana Santa la viviremos diferente. No estaremos juntos en los espacios de nuestro centro educativo para celebrar, ni podemos ir a catedrales ni iglesias, pero estamos en casa, porque Jesús quiere recordarnos que la Fe se vive y se transmite en familia, con gestos sencillos pero profundos como lavarnos los pies, compartir el pan, dar palabras de aliento, así como juntos saldremos de esta situación. Por eso, la familia se convierte en el lugar privilegiado para vivir la Fe.
En estos días difíciles que nos toca vivir, este Jueves Santo, mientras compartimos la cena, demos gracias a Dios por todo lo que nos da: el pan y la vida; recemos por todos aquellos que no lo tienen o luchan por conseguirlo entre el hambre, la miseria y el miedo. Este viernes Santo, unamos nuestro miedo y nuestras cruces a la cruz de Jesús sabiendo que su muerte no termina allí, si no que nos salva de toda angustia que estemos viviendo, y pronto nos hará gritar ¡Aleluya, ha resucitado!
El día sábado nos encontraremos con la tumba vacía, porque Cristo está en los hospitales, luchando por salvar vidas, está presente en los policías y militares que se mantienen en las calles cuidándonos para que este virus no llegue a nosotros, está en los supermercados multiplicando el pan para saciar nuestra hambre y en el campo plantando la semilla para que el pan de cada día no se nos acabe.
Como Carmelitas anunciemos este sábado que la Tumba está vacía porque Cristo está cuidándonos, está animándonos a no tener miedo, como animó a sus discípulos. Cristo está detrás de una pantalla enseñando, está escuchando a sus maestros, está ayudando a que sus hijos aprendan.
¡Allí está Cristo resucitado! ¡Busquémoslo!
La Pascua, amigos, es el paso de la muerte a la vida, a la vida que ha vencido a la muerte, las tinieblas, la oscuridad del miedo y de la incertidumbre. ¡Ánimo amigos Carmelitas! La Tumba está vacía porque Cristo vive entre nosotros.
¡Feliz Triduo Pacual!
Padre Floristan Guerrero O. Carm.
Subdirector de Formación