El BEO me causó una gran expectativa. Mi equipo se preguntaba y soñaba acerca de cómo iban a suceder las competencias, el viaje y las excursiones. En las primeras semanas de preparación, prácticamente, éramos un grupo casi desconocido, casi nadie se conocía. Sin embargo, durante la preparación ya oficial logramos conocernos mucho más, ya sea por la competencia que te tocaba hacer o porque, de todos modos, tienes que conocer tal cual a todo el equipo. Durante ese proceso fortalecimos nuestros vínculos amicales y nuestra autoestima. Yo, por ejemplo, soy una persona bastante tímida, al principio realmente me costó soltarme con mi equipo, pero a medida que el tiempo avanzó, fui perdiendo el temor y me pude explayar como yo quise y me sentí bien. Finalmente, terminamos con toda la preparación y llegó el día en el que todos estuvimos esperando: el viaje a Londres.
Cuando llegamos a nuestro campus, que está ubicado a dos horas de la ciudad de Londres, nos sentimos confiados para competir. Finalmente, llegaron las competencias y nos pusimos a trabajar todo lo aprendido en el colegio para dar un buen desempeño. En el colegio aprendimos a organizarnos bien, porque con una buena organización logras tener buenos puntajes. Esto se da en todas las competencias. Sin embargo, en una competencia no todo salió como hubiésemos querido que salga, pero el balance final fue positivo porque así aprendimos de nuestros errores y no lo volvimos a cometer.
Dejando de lado las competencias tuvimos unas lindas excursiones en Londres, Oxford, Brighton y otros lugares. Los paseos fueron un gran complemento de la competencia. Personalmente me asombré demasiado porque es un país muy ordenado, una realidad distinta, mucha limpieza y, lo que más me asombró fue que, a pesar de la gran población que hay, no había casi nada de tráfico. Llamó mucho mi atención que los asientos de los conductores están para el lado derecho del auto por lo que las vías son al revés de como las conocemos, y en los semáforos, en el pavimento, decía a dónde mirar, por dónde vienen los autos y eso me llamó la atención, me gustó.
Culminando sobre mi experiencia en el BEO, puedo asegurar que hemos aprendido a comunicarnos mejor, a organizarnos, a cuidar el dinero, a cuidarnos el uno al otro y explayarnos más con las personas. Ahora veo el mundo diferente a raíz de intercambiar amistades de diferentes países y aprender su cultura. El BEO realmente te cambia, para ser una persona más comunicativa y consciente. Aprendí a valorar mucho este viaje por todo el esfuerzo que hicieron mis padres para mandarme a este gran programa, el cual realmente vale la pena. Ahora me siento mucho mejor conmigo mismo y agradezco a mi grandioso grupo, profesores, mis padres y principalmente a Dios por haberme permitido ir al BEO.
Nicholas Bryson Ruiz
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