Testimonio

MI EXPERIENCIA EN NAIMUN LX, por Bruno Chunga.

Todo empezó dos meses antes del viaje. Nos aseguraron que NAIMUN iba a ser altamente competitivo y que el común denominador común allá sería que todos los delegados son buenos oradores, buenos negociadores, tendrían buenos argumentos y que estaríamos en desventaja por el simple hecho que el inglés no es nuestro idioma natal. Pero nosotros íbamos a ir mucho mejor preparados que todas las demás delegaciones. A finales de diciembre del año pasado empezamos un largo y demandante proceso de preparación para la conferencia. Miss Eilin, el profesor Varela y nuestros asesores Daniel Huapaya y Mar Gutiérrez nos hicieron pasar por incontables pruebas teóricas y técnicas, investigaciones profundas, nos ayudaron a preparar discursos increíbles y se aseguraron de que manejáramos los temas que íbamos a debatir a la perfección, porque no se iban a conformar con nada menos que eso. No permitieron que se nos escapara ni una ley, ni una estadística, ni hecho, ni un solo concepto. Fue extremadamente agotador, pero Dios sabe que valió la pena. La preparación que nos facilitaron fue tan buena y completa que algunos de nosotros terminamos sabiendo más sobre los temas que los directores de nuestros comités.

El primer día de la conferencia nos sentamos junto a otros 3000 delegados en la ceremonia de inauguración. Había delegaciones de todo el mundo; de Canadá, México, Colombia, Gran Bretaña, Sudáfrica, India, de y muchos otros países. Una vez terminada la inauguración, fuimos a nuestros comités a hacer nuestro trabajo. Cuando regresamos al hotel esa noche, estábamos estresadísimos y desmoralizados porque la conferencia era completamente diferente a lo que habíamos pensado. Era muy demandante -algunos de mis compañeros tenían que debatir en comités de 300 personas con un procedimiento diferente al que estábamos acostumbrados. Los faculties nos apoyaron y el segundo día a todos les fue mejor. Excepto a mí. Durante la segunda sesión de la conferencia, cometí un error y la mesa directiva decidió cambiar el personaje que yo debía representar. Toda la preparación e investigación de los últimos dos meses no la podía aplicar. La siguiente sesión era en una hora y Miss Eilin y Mar estuvieron ahí para ayudarme en todo lo que pudieron y me motivaron para seguir adelante. “Toca asumir” me dije a mi mismo, y así fui a la tercera sesión. Comencé a hablar más, a negociar mejor, a tener más presencia en el comité; comencé a hacer las cosas bien. Para la cuarta sesión, ya me estaba divirtiendo como nunca. Di los cuatro mejores discursos de toda mi vida, me hice amigo de un delegado y establecimos una alianza, superé los argumentos de la oposición… Fue genial.

El día de la clausura nos sentamos con los otros 3000 delegados nuevamente y esperamos con ansias el anuncio de los premios. Gritamos como maníacos cuando le otorgaron la Honorable Mention a Alonso Belevan, y yo sentí como mi alma dejó mi cuerpo cuando me dieron el Best Delegate. Fui corriendo a recibir el mazo y mi diploma, y cuando regresé al asiento todos me abrazaron. Estaba eufórico, pero la cosa no termina ahí. Cuando nominaron a Carmelitas como MEJOR DELEGACIÓN INTERNACIONAL gritamos tan fuerte que la mitad del auditorio volteó a mirarnos. El profesor Varela se emocionó mucho.  Carmelitas había triunfado y habíamos demostrado que nuestro colegio es de primera clase internacionalmente. Para nosotros fue como ganar el mundial, de hecho, Santiago Lindo y yo salimos del Auditorio cantando barras de la selección. Estoy muy orgulloso de poder haber representado a mi colegio y le agradezco infinitamente a los faculties de CARMUN por siempre apoyarnos y darnos estas maravillosas oportunidades. Se lo debo todo a ellos.

Comentarios