La escuela es el espacio de convivencia idóneo para el ejercicio permanente de la ciudadanía a través de la práctica de valores, capacidades y habilidades que permiten a los estudiantes interactuar entre ellos, con sus autoridades y con los miembros de la sociedad. La convivencia ciudadana implica ayudar a descubrir, valorar y promover al «otro» y el «nosotros». En esta intencionalidad, esencialmente humana y evangélica es que se enmarca el Proyecto: Misión Santa Teresita.

Como institución educativa católica, asume el reto planteado por la Iglesia Latinoamericana de vivir en actitud misionera, tratando de trascender los propios límites para poder llegar, de manera preferencial, a los hermanos que necesitan el anuncio del Evangelio o la colaboración generosa y solidaria, que permita construir una estructura social más justa y fraterna, conforme a los designios de Dios.

Una comunidad educativa de más o menos 1600 estudiantes, ubicada en la capital del Perú, inicia una experiencia de aprendizaje de ciudadanía y solidaridad movilizando sus recursos educativos para sensibilizar, conocer y asumir postura crítica frente a situaciones sociales, de manera particular, la desigualdad social. Este trabajo fue promovido desde las áreas formativas y académicas a través de campañas solidarias y proyectos de investigación, que involucraron a estudiantes, maestros y padres de familia de la institución. Toda la ayuda generada, fue destinada a las zonas altas de Cusco, específicamente a la localidad de Santo Tomás en la provincia de Chumbivilcas.

Como producto de este esfuerzo, se trasladaron casi cuatro toneladas de donaciones entre ropa de abrigo, frazadas, medicinas, alimentos y útiles escolares.

De manera simultánea a este proceso, se realizó la convocatoria para designar a los misioneros quienes tendrían la oportunidad de realizar experiencia comunitaria en la zona de Chumbivilcas. 52 generosos voluntarios, entre docentes, estudiantes y personal fueron preparando su acción misionera en encuentros de formación y organización.

Durante los días del 7 al 17 de octubre los 52 misioneros pudieron hacer su servicio solidario en las comunidades de distrito de Santo Tomás. Se logró visitar los colegios secundarios Santo Tomás y Ollanta de Illique y la Escuela Primaria I.E 56248, la escuela de niños especiales (APAINE), el asilo Municipal de Santo Tomás y a los ancianos de la comunidad de Corcoma.

Esta experiencia estuvo marcada por la vivencia comunitaria de oración, fraternidad y servicio. Los espacios de oración, la vivencia eucarística y la planificación del día fueron los elementos que dieron soporte y vitalidad. Los encuentros con niños, jóvenes y ancianos estuvieron impregnados por la alegría del encuentro.

¿Qué es lo que aprendimos?

  • Que la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y une a JESÚS
  • Que nuestra vocación es ser el amor.  Que el amor encierra todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que el amor abarca todos los tiempos y todos los lugares, en una palabra, que el amor es eterno
  • Que todos somos corresponsables de construir un mundo en el que la meta sea vivir con dignidad, tal como la que nos ha regalado Dios.
  • Que es posible educar para transformar la vida y las sociedades acercándonos a ellas con ojos de fe.

Quizá el aprendizaje más importante lo constituya el deseo honesto por intentar hacer de la vida un obsequio agradable a Dios, a través de la donación generosa, justa y solidaria con el hermano, de manera particular con el más necesitado.

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